Descubriendo a Hermann Hesse

9 de mayo de 2011

Ficción & Realidad

Cada época de la historia trae consigo algún movimiento artístico-literario. Cada persona escribe desde su propia realidad y visión. Esta cosmovisión está tratada incluso por el archiconocido Sigmund Freud, creador del psicoanálisis, quien atribuye a causas inconcientes el reflejo de una obra de arte. Más allá de lo consciente que pueda ser una biografía, hay autores que sin la intención de elaborar un texto de este género, escriben obras con marcados sesgos autobiográficos .Uno de ellos es el Escritor Alemán Hermann Hesse. Viajando a través de su obra, podemos hacerlo también a través de su propia vida, su infancia en casa de sus padres, la religión que estos practicaban, la dura formación en el seminario, la constaste búsqueda de la verdad y las claras inclinaciones hacia las filosofías orientales, todo esto está también en sus obras, la vida de sus personajes es su propia vida relatada en novela, con personajes ficticios, que son en realidad su propio yo

8 de mayo de 2011

Comparaciones y más comparaciones

La vida del escritor, novelista, poeta y premio novel Hermann Hesse está cargada de momentos y anécdotas que podemos reconocer de manera casi idénticos en sus obras. Lo que haremos ahora será, precisamente, y como lo indica este título, comparar la realidad histórica de la vida del autor con la realidad ficticia de los personajes de sus más conocidas novelas.




Comenzaremos por la infancia. Hermann creció en Calw Alemania junto a sus padres, ambos dueños de una editorial protestante, pues al igual que gran parte de los alemanes de la época, esa era su religión, la que seguían con gran ímpetu y devoción, y por la que desde pequeño Hesse sintió gran respeto y admiración. Pero mientras vivía este mundo de santidad y benevolencia cristiana en su hogar, sin embargo, siempre fue considerado como un "niño problema", rebelde y obstinado. Hasta que llegada la edad de 13 años sus padres le notificaron que ingresaría al prestigioso seminario de Maulbronn, para lo cual necesitaría estudiar mucho, pues debía rendir una prueba especial de admisión. Así estuvo todo un año preparándose duramente para ese momento, olvidando jugar, divertirse y hacer travesuras. Dicho esfuerzo tuvo sus frutos cuando tras quedar seleccionado llega a estudiar al seminario, que dicho sea de paso, era un lugar donde se preparaba a los niños para ser futuros ministros, también protestantes y cuya formación exigía una rígida disciplina a la que Herman Hesse jamás se pudo acostumbrar
                                                     


Hans, el personaje principal de "Bajo la rueda" novela publicada por primera vez en 1906 se encuentra en este mismo proceso. Toda su vida fue el "niño bueno", temeroso de la autoridad, obediente y responsable con sus quehaceres de la escuela. Por esta última razón ha sido convocado a rendir el examen anual para el ingreso al Seminario de Maulbronn, pero su inseguridad no le permite confiar en sus conocimientos, y decide estudiar durante todo un año para rendir el examen, así es como queda en el segundo lugar de la lista.
Al entrar al seminario, inmediatamente se da cuenta de la dura disciplina del lugar y la gran exigencia en los estudios. Durante los primeros meses se esforzó de manera auténtica, sobre todo en lo referido a latín y griego antiguo. Pero al poco tiempo después se fue acercando a Hermann, personaje trascendental en la obra.



Pero volvamos con Hesse, quien según relata en su autobiografía, a la edad de 13 años tenía ya la firme convicción de ser un poeta. Esta severa inclinación que lo hacía soñador y poseedor de "desordenadas pasiones" lo llevó a ser del desagrado de profesores y autoridades académicas. 
La constante presión, exigencia y dura disciplina lo llevaron a escapar en su segundo año como interno.




Cuando en la novela, Hans entabla una estrecha relación de amistad con Hermann (quien curiosamente lleva el mismo nombre del autor), podemos adentrarnos en los aspectos más relevantes de este personaje; Era un auténtico soñador, conocido en con el sobrenombre de “El poeta”, por dedicarse tardes enteras a pasear por los jardines mientras escribía. Hermann Tenía graves problemas disciplinarios por no respetar las normas del instituto, su pasión extrema lo llevaba a hacer cosas también extremas. Así, un día de invierno decide escaparse del seminario, perdiéndose en el bosque donde fue encontrado por un guardia.
Hasta aquí es impresionante el nivel de parecidos, ¿verdad?


Pero no es el único libro que presenta esta referencialidad con la vida del autor.
El abuelo materno de Hermann Hesse, quien llevaba el mismo nombre que éste, era un hombre de mundo, que había viajado y vivido durante años en países orientales como China y la India, así es como había traído consigo numerosos libros de filosofía de aquellos lugares. Durante su infancia, Hesse encontró todos estos libros, como relata él mismo en su autobiografía, tras una travesura fue castigado, siendo encerrado en el sótano durante varias horas; allí estaban estos libros.
El mundo de oriente, que contrastaba radicalmente con su vida, con su historia y con el cristianismo tan rígido e intolerante, pareció abrirle puertas a un nuevo mundo del que durante toda su vida se fue empapando.



Este mundo es reflejado en “Siddharta” la historia de un joven brahmán,  que sale de su casa en búsqueda de la verdad y la felicidad. A través de un viaje lleno de diversas experiencias y  continuos cambios doctrinales, se nos rebela un mundo cargado de misticismo propio de la India, de las mismas historias que cautivaron a Hesse desde la niñez hasta la vejez. Incluso, hacia la mitad de su viaje, Siddharta se encuentra con Buda, uno de los principales maestros de su vida.


Ya en una edad más avanzada, y después de un segundo fracaso matrimonial, Hesse experimenta una profunda crisis espiritual, vive solo en un departamento en Suiza, donde se encuentra exiliado luego de manifestar su desacuerdo con el régimen nazi de su país. Se dedica, durante las noches, a vagar por las calles de la ciudad enfrascándose en continuas peleas producto del abuso del alcohol. En una de aquellas noches de vagar sólo por las calles sin un claro destino, encontró un bar donde hizo de varios amigos sinceros que le enseñaron a disfrutar nuevamente la vida.

Harry en “El lobo estepario”, publicado en 1927, se relata la historia de un hombre que bordea los cuarenta años, y que se encuentra en plena época de crisis existencias, que se dedica durante las noches a vagar por las calles. Es un lobo, debido a su personalidad antisocial, retraída y seria. Pero una noche descubre un lugar “solo para locos” como dice el cartel de entrada. En ese lugar Harry encontrará a diversos personajes de los que no se tiene total certeza de su existencia real, pero que marcarán el camino que este debe seguir en adelante con su vida.


Con estas breves comparaciones, hago un llamado, una invitación a todo aquel que me lee, a que se inserte en el mundo del escritor alemán Hermann Hesse.




http://elmistico.com.ar/descarga/hesse/autobiografia_hh.htm 
http://soloporhoyreiki.blogspot.com/2011/02/buda-y-el-budismo.html
http://www.youtube.com/watch?v=XtFFmb67V_8&feature=related

7 de mayo de 2011

Freud lo analiza todo

La vida de Hermann Hesse que se relata no solo en su autobiografía publicada el año 1947, sino que además en la hecha por Aloiz Prinz en 1977, tiene incidencia directa con los hechos que narra a través de sus personajes en sus numerosas novelas. Cada una de ellas es la huella de alguna época de su vida, ya sea de la infancia ("Bajo la rueda"), de su juventud ("Demian") o de su edad madura ("Lobo estepario"). Las coincidencias son cada vez más asombrosas a medida que uno va escarbando en la vida del autor y haciendo la comparación con sus obras.
!Y claro!... cómo podíamos dejar fuera de este fenómeno a Sigmund Freud, aquel hombre que obsesionado con los procesos psíquicos del inconsciente creó el psicoanálisis. 


Para Freud la Literatura es la forma en que el inconsciente libera sus recuerdos y experiencias de manera pragmática a través de continuos desapegos que comienzan con los sueños y que como resultado final de un largo proceso que ocurre de manera absolutamente inconsciente, se destila en el texto literario.
Así es que podemos unir estas disciplinas; Psicoanálisis y literatura, donde la primera parece sernos muy útil a la hora de analizar una obra paralelamente a la vida del autor y a todos aquellos hechos históricos que marcaron sus tiempo.




Abraxas

"El pájaro rompe el cascarón, El huevo es el mundo. El que quiera nacer tiene que romper un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El dios se llama Abraxas".
Con estas palabras Hermann Hesse introduce a uno de nuestros personajes favoritos, Emil, de "Demian" al mundo sagrado y que él tanto apreciaba; oriente.
Abraxas es un dios del gnosticismo que representa la dualidad... es a la vez dios y demonio. La abstracción de todas las bondades y virtudes del hombre, a la vez que todos sus vicios y maldades. La dualidad se nos presenta, una vez más, como ícono de su obra.
Esta deidad es representada por la imagen de un cuerpo humano con cabeza de gallo y piernas de serpiente. En una mano lleva un escudo, (símbolo de Yin) y en la otra un látigo (símbolo del yan).

6 de mayo de 2011

¿Herman bipolar?

Cuando pienso en Hermann Hesse me es imposible abstraerme de la idea de este gran concepto: “dualidad”. No se trata de un trastorno psiquiátrico como al que hace alusión el título, si no más bien a esta concepción de dos mundos que ocurren paralelamente en su vida, y por supuesto, también en su obra.
Y esto no es, obviamente, algo antojadizo o sin sentido. Basta con hacer una simple comparación entre sus personajes.
Emil crece siendo un “niño bueno”, obediente, responsable, temeroso ante la autoridad, creyente como sus padres. Pero en el fondo de sí mismo había ya algo diferente que lo apartaba de todo aquello que consideraba bueno y hermoso, y de lo que intenta alejarse, pero le persigue.
Cuando Demian llega a su vida, algo en él, oculto hasta el momento, parece surgir desde el fondo emergiendo en un nuevo ser. Metamorfosis que comienza con una historia conocida pero cargada de un trasfondo distinto en la que todo su mundo se ve vulnerado; Caín no mató a Abel, tal vez incluso, éste no existía, o en realidad no era su hermano. La marca que llevaba Caín en su frente era algo característico, un sello que lo identifica como alguien superior al resto, pero diferente y lo diferente siempre causa miedo a la gente, razón por la cual habrían inventado la historia bíblica del asesinato, pues era una forma de alejarlo, segregarlo, y que la historia lo estigmatizara eternamente como un villano y no como el increíble hombre que en realidad era.
Esta simple historia, como ya se ha dicho, transformó el modo de ver el mundo para este pequeño personaje, ya que si su religión estaba errada, entonces sus padres también, y con ellos todo su mundo se caía, perdía la consistencia que para él siempre había tenido la casa paterna como lugar de refugio, de paz, de pureza, de verdad.
Hermann Hesse siempre quiso ser ese niño, responsable y sereno, y en realidad lo fue, su mundo era el mismo que rodeaba a Emil, aquella atmósfera cargada de paz, de amor paternal, de felicidad acompañaron sus días de infancia, pero siempre estuvo en él algo más intenso y real, que trascendía las paredes de su hogar, que estaba en la calle con sus amiguitos o en los libros que lo transportaban a una tan anhelada India. Pero claro, también era Demian. La imagen de este niño de una edad indeterminada (pues sus ojos representaban una madurez que iba más allá de la edad), de rostro sereno, de frente alta y caminar seguro es  la imagen que él recibió de oriente, de la atracción incalculable que le producían estás filosofías tan alejadas al conocido y a veces, tan restrictivo cristianismo.

Pero no solo en Demian encontramos esta dualidad, también existe en libros comoSiddharta. Aquí se observa la oposición entre dos personalidades distintas, por un lado la chispa, la inteligencia innata y sobresaliente de Siddharta, el protagonista, y por otro lado el sentido de amistad y benevolencia, fidelidad y compasión en su amigo Gobinda. Mientras el primero está en una búsqueda que a ratos parece infinita de la verdad y de la felicidad a través de diversos caminos, cuestionándoselo todo, conciente de su propia y constante insatisfacción. El segundo es un seguidor, que no se hace grandes preguntas, sino que espera las respuestas, que no está seguro de su propio destino, pues se dedica a recorrer el de otros; primero el de su amigo Siddharta y después el de su maestro Buda. Pero ambas personalidades se complementan, ambos son el eslabón en la cadena del otro y se necesita de sus diferentes cosmovisiones para comprender la obra y luego, para comprender a Hesse.

¡Y cómo olvidar a “Narciso y Goldmundo”!, la irreverencia, espontaneidad, libertad, indiferencia, belleza, galantería indiscriminada, espíritu alegre, egocéntrico, distendido de Goldmundo contra el control, sobriedad, sabiduría, inteligencia, meditación, espíritu crítico, artístico y contemplador de Narciso. Ya en su vejez, El anciano autor reconoció que durante toda su infancia, cuando hacía rabiar a su madre, y desobedecía a su padre, y mucho después, durante su adolescencia cuando escapó del seminario y comenzó a trabajar en tantos rubros como le fue posible, había sido Goldmundo. Pero ya viejo y cansado, teniendo tantas experiencias a su haber, poseía la capacidad de disfrutar del paso del tiempo con tranquilidad, en paz consigo mismo y con el mundo, contemplándolo todo y aceptándolo todo a su alrededor, entonces era Narciso.

Así es Hermann Hesse, trabajando nuestras vidas a través de sus libros, demostrando ante nuestros ojos su propia dualidad, como un ser poseedor de personalidades distintas, dos polos e incluso, me atrevería a decir, dos seres diferentes en radicalidad, que convergen,  uniéndose y formando parte de un mismo ser más completo, determinado por la ambigüedad de su interior que una ves más, se ve reflejado en sus obras.